el roce delicado rompe paredes impúdicas de tacto penetrate; el hoyo negro se llena de esperma y una sábana mojada huele a deseo saciado. mi cuerpo interioriza el aguijón deslizado sigilosamente dentro de la oscura cueva cóncava, ya mis ojos se convierten en perlas ciegas y mis labios en pétalos profanos.
junto al lago yace mi pelo humedecido por la lluvia eufórica y espero una lengua que seque mis alivios, sin embargo me empapo de dulzura y me convierto en río cortante de corrientes irrisorias.
el dolor intenso es adornado con relámpagos de azul celestial, con estrellas fugaces de velocidad cósmica, trascendiendo el origen hasta el fin y de vuelta al círculo de la orgía infinita.
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